
Canarias es un territorio insular, fragmentado, separado del continente al que pertenece
administrativamente por varios miles de kilómetros. Todos esos factores confieren a su
desarrollo unas características teñidas de extrema sensibilidad. Esta sensibilidad se
proyecta sobre cualquier ámbito económico y social, y más aún en los tres ámbitos de
autonomía, los que, a mi juicio, debemos tratar de aumentar: hídrico, energético y
alimentario.
Hace unos días presentábamos los datos recientes de un estudio de la Universidad de La
Laguna y técnicos del Gobierno de Canarias del que se desprende que entre un 20 y un
35 por ciento de los alimentos que se comercializan en Canarias son de origen local,
porcentaje que varía según se tenga en cuenta el grado de participación de ese producto
local en su elaboración. Es una cifra que no podemos calificar de buena o mala, tan solo
un punto de partida sobre el que conocer de manera más científica en qué punto estamos
y, lo que es más importante, diseñar políticas junto a los productores sobre hacia dónde
queremos ir, basadas en datos objetivos.
Por primera vez tenemos cifras fiables sobre la comercialización de productos
alimentarios en las Islas, desde tres medidas diferentes: volumen, valor comercial y
contenido energético. Este informe, disponible en la página web de la Consejería de
Agricultura, Ganadería, Pesca y Aguas del Gobierno de Canarias, ha sido posible
gracias al trabajo del equipo del Departamento de Economía Aplicada de la ULL y a los
técnicos del Ejecutivo autonómico que han recopilado los datos necesarios, todos ellos
procedentes de fuentes oficiales y públicas.
Se trata de un estudio que implementa una metodología que servirá de base para el
futuro y sumar más datos al análisis sobre abastecimiento en las Islas. De su lectura
cabe destacar algunos datos. Dos tercios del volumen total del mercado regional son
alimentos transformados y el tercio restante corresponde a productos sin transformar,
entre los que los productos vegetales suponen más de la mitad (54%). En el caso de los
productos ganaderos, es un 18%, y de los pesqueros en su totalidad, un 22,1% (más de
un 70% en pescado fresco).
Consolidemos esta herramienta para consolidar políticas que fortalezcan el tejido
productivo alimentario de las Islas, y en el caso que a este equipo interesa, que
desarrollen la capacidad del sector primario de las Islas mediante el progresivo aumento
en el consumo de productos de origen local porque genera economía en las Islas,
paisaje, conserva una tradición agraria, ganadera y pesquera que hemos heredado de
nuestros ancestros y es más respetuoso con el medio ambiente (menor huella de carbono
y menos uso de productos fitosanitarios).
Convenzámonos de que una apuesta por el producto local es una apuesta por nuestra
economía y por nuestros paisajes, es dar soporte a un esfuerzo por modernizar, aplicar
tecnología y criterios de calidad que los empresarios y empresarias de las Islas están
realizando desde hace tiempo y que ya da sus frutos.
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